www.foandaluza.com http://foandaluza0.vl23818.dinaserver.com/foro/ |
|
CLAMIDYA PSTTACY http://foandaluza0.vl23818.dinaserver.com/foro/viewtopic.php?f=40&t=1951 |
Página 1 de 1 |
Autor: | pakoalmeria [ 11 Mar 2009, 23:12 ] |
Asunto: | CLAMIDYA PSTTACY |
Chlamydia psitacci ---- CLAMIDIOSIS Clamidiosis es considerada como de riesgo para personas que trabajan con pericos y palomas, o para gente trabajando con pavos en plantas de matanza y laboratorios de diagnostico avícola. El periodo de incubación para clamidiosis es de 4-15 días, aunque 10 días es lo más común. En aves afectadas, es común la presencia de síntomas como la diarrea, tos y descargas nasales y oculares. Puede haber una alta tasa de mortalidad si la enfermedad no es tratada. En pavos hay una caída de la producción de huevo. En humanos, se manifiesta como enfermedad respiratoria febril. Hay una presencia repentina de escalofríos, dolor muscular y articulaciones, dolor de cabeza, tos, perdida de apetito, y dolor de pecho. Complicaciones pueden originar inflamación del bazo, inflamación del músculo cardiaco, y disminución del ritmo cardiaco. Las aves afectadas deben tratarse con clorotetraciclina u otro antibiótico de amplio espectro similar por 45 días para eliminar la infección. Las palomas y pavos deben tener mas tiempo de tratamiento para eliminar los portadores. Los humanos afectados son tratados con tetraciclinas por un periodo de 21 días. Debido a que este antibiótico puede ligarse irreversiblemente a ciertos minerales, el contenido de calcio de la dieta debe mantenerse bajo durante el tratamiento. _________________ AVIARIO DIEGO Y CLAUDIA. BAEZA 2008 ASOCIACIÓN ORNITOLÓGICA EL AVIARIO DE ÚBEDA |
Autor: | pakoalmeria [ 11 Mar 2009, 23:14 ] |
Asunto: | |
El género Chlamydia, de la familia Chlamydiaceae y del orden Chlamydiales, ha estado integrado, hasta hace muy poco tiempo, por dos únicas especies: Chlamydia trachomatis y Chlamydia psittaci. Esta última es causa de una enfermedad que, durante años, se ha considerado que afectaba fundamentalmente a las aves y que tan sólo de forma esporádica se transmitía al hombre. En ese caso se producía una infección respiratoria, de gravedad diversa, a veces una neumonía y, más raramente, un trastorno extrapulmonar. En las primeras infecciones por C. psittaci descritas en la literatura, la fuente de infección fueron aves exóticas, importadas desde los trópicos y pertenecientes a la familia de los psitácidos (loros, cotorras, periquitos, papagayos), motivo por el que la enfermedad recibió el nombre de psitacosis. Posteriormente se ha demostrado que dicha bacteria puede infectar a más de 100 especies distintas de aves, por lo que en ocasiones se ha preferido la denominación, quizá más correcta, de ornitosis. A pesar de que el antecedente del contacto con aves resulta importante cuando se sugiere el diagnóstico de psitacosis, muchas de las observaciones que se describen son esporádicas y la ausencia del dato epidemiológico es bastante frecuente1-3. Varias circunstancias, reconocidas en los últimos años, pueden explicar este hecho. Inicialmente se señaló que para que se produzca un contagio efectivo, quizás no es necesaria la existencia de un contacto estrecho ni prolongado con las aves, ni que éstas presenten signos de enfermedad actual4. Más recientemente se ha comprobado que en la psitacosis también son posibles otras fuentes de infección, ajenas a las aves, únicos reservorios considerados hasta este momento. En efecto, la seroprevalencia de anticuerpos frente a C. psittaci en algunos mamíferos (gatos, perros, ovejas, vacas) puede ser llamativamente elevada5,6 y de algunos estudios parece desprenderse, incluso, que estos animales tienen capacidad para transmitir la enfermedad al hombre7. Finalmente, y ya desde 1984, se ha pensado en la posibilidad de un contagio interhumano8. La realidad e importancia de este mecanismo de transmisión se ha puesto claramente de manifiesto en los últimos años, lo que ha llevado, entre otras cosas, al reconocimiento de una nueva especie de Chlamydia, la Chlamydia pneumoniae. En 1985 se describió un brote epidémico de neumonía en el que no existía el antecedente del contacto con aves y que se atribuyó, por primera vez, a una cepa poco común de Chlamydia9. Esta cepa se catalogó, inicialmente, como una nueva variedad de C. psittaci, a la que se denominó TWAR, en atención a las siglas de los dos primeros aislamientos conseguidos (TW-183 de Taiwan y AR-39 de acute respiratory disease)10,11. En 1989 se demostró que la variedad TWAR presentaba, en realidad, una serie de diferencias substanciases, en cuanto a la morfología de los corpúsculos elementales, perfil proteico, estructura antigénica y homología del ADN, con las dos especies de Chlamydia conocidas hasta entonces. Se decidió, por ello, que la variedad TWAR pasara a constituir una nueva especie, la tercera del género Chlamydia, para la que se propuso la denominación de C. pneumoniae12,13, actualmente aceptada. En estos últimos años se ha comprobado que la C. pneumoniae es un patógeno respiratorio bastante frecuente y que puede ocasionar tanto neumonías como infecciones de la vía aérea superior e inferior10,14. Parece transmitiese por vía inhalatoria, de enfermo o portador a persona sana, sin que hasta la fecha se haya identificado ningún reservorio animal11,15,16. Publicaciones recientes le otorgan responsabilidad en un 6 a 12 % de las neumonías extrahospitalarias, por lo que sería, si estos hallazgos se confirman, uno de los agentes causases más comunes en este tipo de infecciones15,17- 20. Estudios de seroprevalencia basados en la detección, mediante microinmunofluorescencia, de anticuerpos específicos frente a C. pneumoniae, sugieren que el microorganismo se encuentra ampliamente distribuido en el mundo, con unos tantos por ciento de seropositividad que varían, según la edad y las zonas geográficas consideradas, entre un 15 y un 75 % de los sujetos investigados10,11,21,22. Trabajos epidemiológicos realizados en España han puesto de manifiesto que no menos de un 4 % de las neumonías extrahospitalarias son debidas a C. pneumoniae23,24. Es más, según Guerrero et al25, un 60 % de los enfermos hospitalizados con neumonía, un 35,5 % de los donantes de sangre y un 36 % de los donantes de semen son seropositivos frente a dicho germen. Cabe pensar, por tanto, a la vista de estos datos, que la infección por C. pneumoniae es endémica en la población general y todo parece indicar que se trataría de una de las bacterias más frecuentemente implicadas en enfermedades respiratorias. El reconocimiento exacto, en la práctica, de la especie de Chlamydia responsable de una infección broncopulmonar determinada, no es fácil en el mo- mento actual. El cultivo y aislamiento del microorganismo, a partir de las secreciones respiratorias o del fluido del lavado broncoalveolar, es una tarea laboriosa y sólo posible en algunos tipos celulares (HeLa 229, McCoy, BHK-21, HL) y en saco vitelino de embrión de pollo26. La visualización directa e identificación de la especie precisa, además, del empleo de anticuerpos monoclonales conjugados con fluoresceína, hoy en día disponibles en muy pocos laboratorios11. El análisis serológico, a pesar de sus conocidas limitaciones, es el procedimiento en el que descansa el diagnóstico de las clamidiasis en la mayoría de las ocasiones. La fijación de complemento, técnica ampliamente utilizada a tal fin en la psitacosis durante muchos años, parece un método poco eficaz, ya que sólo es capaz de detectar los anticuerpos dirigidos contra un antígeno lipopolisacárido género-específico a aparición es tardía o débil en las reinfecciones24,27. Se trata, por tanto, de una prueba que, además de poco sensible, no permite diferenciar entre las tres especies de Chlamydia. Es posible, en consecuencia, que algunos o muchos de los casos de psitacosis diagnosticados con anterioridad por este procedimiento fueran debidos, en realidad, a C. pneumoniae, como ya se ha podido demostrar, de forma retrospectiva, en varios trabajosos10,16,28- 30. Todo parece indicar que la infección por C. pneumoniae es mucho más frecuente que la producida por C. psittaci11,27,30 si bien no existe unanimidad al respecto31. La microinmunofluorescencia u otras tecnicas introducidas más recientemente, como el enzimoinmunoanálisis, son métodos más específicos y sensibles, siempre que se utilice el antígeno correcto, para diagnosticar la enfermedad respiratoria originada por cualquier especie de Chlamydia. Así, por ejemplo, la presencia de anticuerpos frente al antígeno de 98- kDa de la denominada estructura proteica mayor de la membrana ( major outer membrane protein o MOMP), existente en los corpúsculos elementales, es específica de la infección por C. pneumoniae32,33. La microinmunofluorescencia ofrece la ventaja adicional de permitir la detección de lgM y, por consiguiente, la de posibilitar el diagnóstico de una infección reciente. No obstante, algunos de los antígenos comerciales hoy en día disponibles en España no son suficientemente eficaces como para diferenciar entre C. psittaci y C. trachomatis, por lo que también pudiera pensarse en la existencia de reacciones cruzadas con C. pneumoniae e incluso con otros gérmenes34. En los últimos años se han comenzado a utilizar técnicas de diagnóstico basadas en la amplificación de secuencias específicas del ADN de la bacteria, en concreto las de reacción en cadena de la polimerasa. Su aplicación a diversas muestras biológicas se ha encaminado a la detección, identificación y diferenciación de las infecciones producidas por cada una de las tres especies de Chlamydia. Los resultados son prometedores. Bañó Aracil et al38 describen un interesante brote familiar de psitacosis. Aunque el antecedente epidemiológico del contacto con un psitácido es evidente y el contexto clínico también es compatible, el método serológico utilizado es la fijación de complemento, por lo que el diagnóstico preciso de la especie Chlamydia implicada en el origen de la enfermedad no puede asegurarse. Cabría incluso pensar en la posibilidad, al menos hipotética, de que el ave reseñada no fuera la fuente primaria del contagio y sospechar entonces la existencia, ante la ausencia de seroconversión, de una infección por C. pneumoniae11,27. En tal sentido, varios trabajos recientes ya se han referido a la aparición intrafamiliar de neumonías por esta nueva especie de Chlamydia11,39. El descubrimiento de la C. pneumoniae y el reconocimiento de su probable protagonismo en muchas infecciones respiratorias constituyen, ciertamente, el mayor avance de la «clamidiología» en la última década. Numerosas preguntas se abren ante estos hallazgos. Algunas quizá sólo semánticas. ¿Deben continuar designándose como psitacosis las neumonías producidas por C. pneumoniae o debe reservarse este término, como parece más lógico, para las ocasionadas específicamente por C. psittaci? Otras, sin duda, de mayor calado. ¿Cuál es la importancia real, en el hombre, de esta infección? ¿Existen diferencias geográficas? ¿Puede influirse sobre su mecanismo de transmisión? ¿Cuál es su espectro clínico y su historia natural? ¿Es la C. pneumoniae responsable de un tanto por ciento importante de esas neumonías en las que, aún hoy en día, no se alcanza un diagnóstico etiológico de certeza? En tal caso, ¿es posible mejorar, en la práctica, los métodos diagnósticos? ¿Se modificarán, en consecuencia, nuestros actuales esquemas terapéuticos en las infecciones respiratorias intra o extrahospitalarias? ¿Cuáles son las medidas preventivas más aconsejables? Los próximos años aclararán, probablemente, algunas de estas preguntas. BIBLIOGRAFÍA 1. Report from the PHLS Communicable Disease Surveillance Centre. Br Med J 1986; 293: 195-196. 2. Ausina V, Sambeat MA, Gurguí M, Carbó L, Luquin M, Prats G. Infecciones pulmonares por Chlamydia psittaci. Estudio clínico y epidemiológico de 31 casos esporádicos asistidos en un hospital general. Med Clin (Barc) 1985; 85: 396-399. 3. Berenguer J, Sanz Hospital J, Buzón L, Delgado E, González Bueno R, Bouza E. Psitacosis: experiencia en un hospital general. Med Clin (Barc) 1985; 85: 391-395. 4. Palmer SR. Psittacosis in man-recent development in the UK: a review. J R Soc Med 1982; 75: 262-267. 5. Fukushi H, Ogawa H, Minamoto N et al. Seroepidemiological surveillance of Chlamydia psittaci in cats and dogs in Japan. Vet Rec 1986; 119: 302-303. 6. García Lerín MC, Cour I, García Casasola G, Moraleja JG, Cabello J, Álvarez-Sala JL. Psitacosis de procedencia no aviar. Rev Clin Esp 1988; 183: 153. 7. Mujika N, von Wichmann MA, Arcega I, Lobo C. Sepsis en gestante por probable psitacosis de origen no aviar. Med Clin (Barc) 1990;94:356. 8. Pether JVS, Noah ND, Lau YK, Taylor JA, Bowie JC. An outbreak of psittacosis in a boy’s boarding school. J Hyg (Camb) 1984; 92: 337-343. 9. Saikku P, Wang SP, Kleemola M, Brander E, Rusanen E, Grayston JT. An epidemic of mild pneumonia due to an unusual strain of Chlamydia psittaci. J Infect Dis 1985; 151: 832 Falta un poco de bibliografía. pero si la nec esitas la cuelgo. Un saludo _________________ AVIARIO DIEGO Y CLAUDIA. BAEZA 2008 ASOCIACIÓN ORNITOLÓGICA EL AVIARIO DE ÚBEDA |
Página 1 de 1 | Todos los horarios son UTC + 1 hora [ DST ] |
Powered by phpBB © 2000, 2002, 2005, 2007 phpBB Group http://www.phpbb.com/ |